domingo, 20 de abril de 2008

jueves, 17 de abril de 2008

eres TONTO!!! (El "Tontolava")


Tontos, idiotas, imbéciles, gilipollas….

Sin entrar en los motivos de por qué en esta fecha y no otra se me ha ocurrido recopilarlos, dispongo a su gusto de ustedes una no exhaustiva clasificación de los tontos, estúpidos, gilipollas, bobos etc que, a la vista está, pueblan con tanta asiduidad nuestro muy querido planeta (para evitar disputas sexistas, vaya que en cada categoría quedan incluidos varones y mujeres). ahí van:

El tonto sin más: este es muy habitual y un poco soso, así que paso a describir la siguiente categoría “sin más”.

El tonto del culo: variante más elaborada y escatológica del anterior. El tonto del culo suena más contundente, y es muy útil para hacer énfasis en un tipo de estupidez detectada a nuestro alrededor y que nos irrita sobremanera. Se suele contraer la expresión. (Ej: “éste es tonto’l culo!”)

El tonto “los cojones”: más soez y masculina si cabe (que no cabe), aunque típicamente española, bien es cierto. Nadie sabe el origen de esta extraña expresión, más allá de que en España, existenpráctimente un tipo de expresión similar para cada palabra y/o taco del diccionario de la RAE. Ejemplo similar: el tonto “la polla”.

El/la que “si es más tonta no nace”: sin duda, mi favorito para catalogar a un abundante tipo de personas con las que nos encontramos a diario. El tipo de persona que te la juega de la manera más estúpida posible - muy frecuentemente sin darse ni cuenta, muy habitualmente cuando se está conduciendo- y pone infaliblemente en tu boca la expresión “hija, si eres más tonta no naces”, (eso cuando uno se muerde la lengua para no llamarle algo mucho peor). Hay que hacer constar que, viendo el nivel de estúpidos profundos que han nacido, debe de haber una cola de tontos de remate que no llegaron a nacer, muy digna de tenerse en cuenta.

El que es más tonto “que hecho de encargo”. Este es un tipo muy peculiar, y hay que decir que ralla cotas de estupidez, realmente muy muy elevadas. Si hicieran un tonto de encargo, sin duda les quedaría un tonto perfecto, pero éste supera sobradamente y por momentos esos niveles, en esas situaciones mágicas en que sale a relucir una finura en su estupidez y gilipollismo, que le hace ser un poco más tonto –aún- que si fuera hecho de encargo.

El que es gilipollas “directamente”: ojo. Aclaración muy importante: ser gilipollas-directamente, es completamente distinto de ser gilipollas-a-secas. Es una categoría distinta. El “gilipollas directamente” es un tipo como predeterminado de nacimiento a ser gilipollas toda su vida, y ya nada ni nadie podrá arreglar esto. Ej. Se ha dicho de López Garrido que es “gilipollas directamente."


El gilipollas “a secas”. Caso de tener que incluirme en una de estas categorías, cosa inevitable por otra parte, preferiría que se me incluyera en la de gilipollas “a secas”. Pues es este un nivel en el que, por poco que se intente (y se intenta), es fácil caer de vez en cuando (nuestra inevitable herencia humana nos condiciona a actuar cada cierto tiempo en la vida como “auténticos gilipollas” (categoría distinta, por cierto))

El/la que es gilipollas “y en su casa no lo saben”. Esta es una de mis categorías favoritas, pues denota un grado de estupidez difícil de igualar, y que además parece inofensiva y no se muestra claramente al exterior, lo cuál la convierte en mucho más peligrosa cuando esa estupidez sale a borbotones. El hecho de que “en su casa no lo sepan” le da el matiz característico y sustancioso a la cuestión.
Ej: sobre la ministra Magdalena Álvarez alguien le dijo en cierta ocasión “esta es más tonta que hecha-encargo”, a lo que otro alguien respondió: “perdona, no estoy de acuerdo; yo creo que lo que le pasa en realidad, es que es tonta “y en su casa no lo saben”

El “imbécil integral”. El pobre del imbécil integral, hay que decirlo, no tiene escapatoria para su estupidez. Todo él es imbécil en sí mismo, y por tanto, aunque quisiera, no podría escapar de la estulticia, pues como su propio nombre lo dice, no hay parte de su cuerpo descontaminada o ajena a ese mal que afecta a todo su ser. Conviene pues, guardar un poco de consideración al imbécil integral, pues como suele decirse en jerga futbolera “él no quería”. Habitualmente, el imbécil integral no suele enterarse de su propia imbecilidad, y se considera “guay”. (Échese un vistazo por la blogosfera para encontrar ejemplos)

El imbécil redomado. No, se han equivocado en sus presunciones: el imbécil redomado no es una variante del imbécil integral, sino que más bien es un tipo de imbécil al que hay que dejar por imposible, pues ya se le intentó domar una vez, incluso dos, para traerlo de vuelta a la normalidad, pero él se negó y resistió, como si se tratase de un caballo salvaje. En este caso podríamos decir también que es un imbécil-salvaje, o un indomable imbécil.

(esto mismo se dijo del mecánico del Challenger, a quién se oyó exclamar instantes después de la explosión de la nave “…coño, a ver si aquél tornillito de nada sí iba a ser importante…”)

El “tonto y medio”. Este es otro de mis favoritos. Si te dicen “tú eres tonto, y medio”, es que vas muy mal, chaval. Es difícil ser algo más que tonto, pero los tonto-y-medio lo consiguen. Es como la cuadratura del círculo de la estupidez. El “más difícil todavía” de la imbecilidad. ¿Creías que ser tonto a secas ya era malo? Pues atiende: ser tonto y medio, es aún peor.

El “subnormal profundo”. Ahora que la palabra subnormal ha perdido su matiz descriptivo, ya que no es correcta políticamente para describir a lo incapacitados mentales, ahora ya la podemos usar a gusto los que requiríamos insistentemente de ella para describir situaciones y personas que de vez en cuando (perdón, quería decir “habitualmente”) circulan a nuestro alrededor. La subnormal, y el subnormal-profundo (variante de la anterior), son especies habituales que sólo precisan de la situación y el lugar oportunos para salir a la luz.
Ejemplo: ponga usted el que desee.

El “tonto-lava”.
“Kuando un tonto se cae a un bolcan en plena erupcion y se keda hay para siempre” (sic)

Con ésta simpática categoría y definición (encontrada literalmente en Internet) cierro este repaso por hoy, sin saber muy bien si tonto-lava se escribe con b o con v. En todo caso es un tipo de tonto un poco conmovedor, que puede caer hasta simpático, y hay que decir que esta expresión se usa a menudo mientras se da un capón (afectivo o no) al interfecto, y viene a significar algo parecido a decirle “tontorrón”.

...Ojala todos los imbéciles de España fueran simples “tontolavas”.

…y hay muchas más, así que les invito a completar con las quese les vengan a la mente (eso sí, sin faltar)

miércoles, 2 de abril de 2008

próximamente... LOST in MADRID

"LOST IN THE NIGHT"
Yo tenía un amigo al que le pasaba una cosa muy curiosa: mientras para el resto de personas pasaban dos días por ejemplo, para él era sólo como si pasara un solo día: por lo tanto, envejecía la mitad que el resto. Pero esto no tiene nada que ver con la historia que de él iba a contar, así que vamos con ello.

…Pues la historia es que un día –un mediodía- mi amigo quedó con la chica con la que salía por aquél entonces, que se llamaba Steffi por cierto, en un banco de un parque, cerca del lugar en el que trabajaba, a eso de la hora de comer. …Cuando pasaba media hora del momento convenido, y más aún cuando pasaban unos 40 minutos, mi amigo, que se llamaba Ricardo, comprendió que Steffi no iba a venir. Así que se levantó del banco del parque –junto a una avenida- en el que habían quedado, y se echó a andar. Había caído un rato antes en que se había dejado su móvil en la oficina, lo que le hizo pensar tal vez que la chica hubiera anulado la cita y él no se hubiera podido enterar, así que, como digo, simplemente se echó a andar…

…Habían quedado para ir a comer, pero Ricardo pensó que no tenía hambre, así que caminó: fue a mirar a la fuente en el interior del parque, donde a veces Steffi iba a comer, pero no la vió: luego echó un vistazo en el bar de Férez, que era donde a veces iban a comer –y pensaban ir ese día- pero tampoco estaba allí. Así que siguió caminando.

Al principio miraba la cara de la gente y las parejas que se cruzaba bajando todo a lo largo de la avenida, por ver si podía ver a su chica; pero luego poco a poco se fue convenciendo de que aquello era absurdo. Al rato, volvió a pasar por el banco junto al parque en el que habían quedado, pero sólo encontró allí una pareja que le era completamente ajena, y que se hacía carantoñas, y justo al pasar él por su lado se besaron. Luego se internó en el parque.

…Ricardo se dio cuenta aquél día que ese parque era mucho más profundo de lo que él pensaba: traspasó de nuevo la glorieta donde a veces comía Steffi –ella seguía sin estar, pero sí otra gente que le era completamente desconocida- e hizo volar –sin querer- unas palomas que comían de las migas que la cercana gente dejaba en el suelo. Luego bajó por paseos arbolados entre luces y sombras, mientras arriba en el cielo, nubes blancas refulgían en el medio de un cielo completamente primaveral y azulado. “La primavera llama a la puerta” le había oído a alguien en la oficina ese mismo día (o tal vez en la radio), y aquello del cielo que miraba, le hizo recordarlo por un momento. Y empezó a silbar –mentalmente tal vez- una melodía de una canción que se le había quedado, que hacía como un punteo de una guitarra, como una cosa así: “tin-ti-titi-ti-ti-tin …tin, tin-ti-titi-ti-ti-tin …tin”… bueno. No sabría reproducirlo exactamente.

…Luego descubrió que no se había olvidado el móvil, sino que lo llevaba en el bolsillo de atrás… Lo sacó mientras seguía caminando, y comprobó que no había ninguna llamada ni mensaje. Al poco se detuvo, y miró con atención, parado en un paseo del parque, a su móvil abierto, buscando en los mensajes o en la pantalla principal, como acostumbraba a hacer a veces, escudriñando en su móvil –medio haciéndose el interesante- sin que frecuentemente encontrara ninguna llamada perdida ni mensaje, ni requerimiento –en contra de lo que solía percibir en otras personas con las que tenía que trabajar o tratar-. Esto solía hacerlo con el ceño fruncido.

Era cierto: la primavera estaba llamando a las puertas… Como todos los años (...)